Tratamos a los peques con todo el mimo, adaptándonos a su ritmo, con explicaciones claras y sin forzar.
Sabemos que una mala experiencia a edades tempranas puede dejar huella. Por eso tratamos a cada niño y niña con cercanía, paciencia y mucho respeto. Nuestra prioridad es que se sientan seguros, escuchen, pregunten si quieren… y que salgan de la consulta con una sonrisa, no con un susto.
Las primeras visitas nos permiten detectar posibles caries, alteraciones en la mordida o hábitos que puedan corregirse a tiempo.
Les explicamos lo que vamos a hacer, usamos un lenguaje cercano y trabajamos para que se sientan en confianza. Sin prisas, sin miedo.
Aplicamos técnicas adaptadas a cada etapa de desarrollo, respetando los tiempos de recambio y cuidando tanto la estética como la función.
Mostramos a peques (y a sus familias) cómo cepillarse correctamente, qué hábitos pueden mejorar y cómo mantener su boca sana.
Te compartimos algunas señales de alerta que pueden tener los niños y que ameritan una asistencia con un odontopediatra:
Cuando se atiende a los niños con cariño, respeto y profesionalidad, comienzan a tener una relación positiva con su salud bucodental.
Sin luces molestas, sin ruidos que asusten y con profesionales que saben cómo conectar con ellos.
Nuestro equipo está formado para trabajar con calma, explicando cada paso de forma sencilla y siempre atentos a sus reacciones.
Les damos información clara, resolvemos dudas y proponemos rutinas sencillas que puedan mantener en casa.
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